sábado, agosto 13, 2005

DIARIO DE PERSÉFONE

Las calles se convierten en vana sombra al paso florido
De la estepa verde de tu cuerpo
Has aniquilado la dulzura de los frutos
Descifrado la soledad en la muchedumbre
Has vuelto del arcano de la muerte

Bajo la osamenta
De la noche
Los cuervos anidan en los corazones de las frías catedrales
Y reinas en Lima, ninfa de los bares defenestrados de toda mitología


Y espantapájaros olvidados en ayeres casi vacíos como los hoy y nunca ve re tu rostro de luna en las acuarias esperas de tu natalicio
La distancia se presume inocente de tu rapto De esas huellas con las que has sellado todos los caminos
Ni el rastro de estrellas dejadas me harán volver
A ti, y que dolor, expresarlo, que dolor no sentirlo de veras¡
Y no poder voltear

Pasado y futuro muerte y agonía
Desmembramiento de los pétalos
Corral de las estrellas
Bandadas de gritos ahítos de dolor
Cuna sin canción, melodías naufragadas en oídos sordos

Habla Perséfone :

Musa de la primavera y el frío viento que abriga mi estar
Reina de los helados tugurios del Hades

Mi cuidad es el hades mis calles, mis esquinas , mis edificios tuertos
El santo oficio de la muerte es mi leyenda
Extrema unción al que nace por la prisa
Pétreas plazas sudando el domingo y la mañana de saxo extraviada en los bolsillos ahuecados de los inquilinos de la urbe estática

Fui raptada por el señor de la noche
Y me enseñó melodías y poemas, canciones que alegraban los corazones invernales
Fui elegida por él para reinar en las plutónicas noches de Lima
Las calles improvisan la noche y llevan al puerto donde la belleza es un mito
Aquí abajo en Lima , también hay un mar lleno de sirenas de falsos escotes
Los grillos sueltan su canción en tono de Blues, hay zampoñas y quenas y una batería rítmica acompasando cuerpos de bellas sirenas tatuadas en esquinas lúgubres sus roncas voces procuran imitar la dulzura de mis flautas, los acordes de mi címbalos
Cada tiempo caen en batidas y en, mazmorras y elevan plegarias a mi
¡Su Reina ¡



Salgo bajo palabra a matar mi rabia
A escandir mis versos, a sorber de las ubres de la nohe
La ambrosía que la envuelve
Mi voz es como el río dialéctico
Retorna irreparablemente a tu nombre
Y tu nombre es zozobra y carne en medio de mi
Yo contengo los mares subterráneos
Yo retengo en los espejos toda la belleza de la caterva ciega

Esclavo de mi carne
Último defensor de mis apetitos
Invoco el poder del estío

Mi amor ha anidado en la alta ventana de la noche
Donde el cuervo responde mis preguntas
Y tus ojos de luna y rimel observan tras el sueño de las pepas

En Lima hay bares sin salida
Bares que respiran incienso, bares palpitantes bombeando raudales de vino y alcohol, células vivas de la ciudad evenecente
Conforman el esqueleto las calles y las páncreas llenas de alegría
Y los pulmones ahítos de madreselvas y cientos de corazones unísonos
La soledad baila y goza en medio de la gente
Yo froto tus ojos regentes, tus lunas infinitas carcomidas por el sueño
Y veo tu silueta bailando al compás

De viejas guitarras

Por que ha de estar triste mi alma
Si aún recuerdo tus ojos y mato las noches
Desenterrando vestigios de amores surreales
Ruinas en donde la ternura es solo un recuerdo
Una prehistoria de camas vírgenes
Vestigios de tu cuerpo en mi memoria y tu piel alfombrando mis noches
Ardiendo en místicos altares
Tabernáculo sediento de dioses
hombres como arena en medio de la tempestad
hombres articulados hilos y alambres, estación sin tiempo de llegada
remota cólera del tiempo que nos golpea
y envejece sin nosotros

Por que ha de estar triste mi alma
Si en el monte de Collao eras una zarza ardiendo para mi
Lumbrera Estigia apostando la felicidad
Creando la liturgia que había que dedicarte
Poemas fatuos alumbrando la tibia marea del sur
Escolásticos gemidos en la estridencia del día
Góticos cantos para goliardos amigos
Y tú en medio, regentando mi vieja manía de acordarme de ti
En medio tú, como un faro tramposo
Que me guía a la zozobra en las rocosas costas del presente

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