Soy Teseo hijo de una ardiente noche
Tal vez hijo de un rey o un mendigo, no lo sé
Sólo conozco mi destino execrable
Y a estas caracolas dormidas
A orillas de un tibio laberinto
Y he nacido para penetrar en el
Cual anegado amante de las ninfas
Oigo un mugido taciturno
En medio de una noche circular
Y el punto fijo es una morada celeste en la esperanza
¡ He de dar muerte al habitante del incestuoso laberinto ¡
Es mi destino de héroe-villano
Matar al minotauro -noble bestia que pasta en mis sueños
Carnes de vírgenes adolescentes-
Aquel triste hombre-bestia se bate a duelo
Con su sombra, desea ser Uno
En la ubicuidad de los espejos
Donde moran los demás que creen ser él
Mi espada ha de vomitar estrellas
Y rasgar las nebulosas candentes
Sufrir la fosca lobreguez de este ciego laberinto
Que muge por una muerte digna
Pero ¡ Oh Ariadna ¡He de derramar tu sangre
Por el vasto patio de este edificio silente
¡ No hay puertas, no hay ventanas ¡
Tú Ariadna que propiciaste el amor de un héroe
¿ Cómo huir de la celada ?
¿ No habrás despertado a la verdadera bestia ?
¿ No habrás engendrado en mi
Un fosco laberinto de impiedades y ternuras
De silencios roídos por el miedo ?
¿ No seré yo el minotauro cautivo
En la máscara de un héroe o en el ciego
Laberinto del pasado ?
¿ No vendrá, acaso, el verdadero rey Teseo
A reclamar mi osamenta sagrada y sin vida ?
Cómo asegurarme el mármol en la memoria,
Cómo no ser la cicatriz futura de la espada
¿Seré yo el laberinto, o el animal que muge
por una humanidad alquilada ?
Cómo saberlo
¿Y tú Ariadna ? Qué harás con tus níveas manos
¿ Asirás con fuerza el hilo macabro de este poema
O desollarás el viento de mis ojos ?
Tú que me cociste con tu hilo de planta
A un costado de la muerte.
Todos somos sombras en cualquier laberinto
Poemadores del instante
Y este recitar de oleaje es inclemente con mis versos
Que le arrancan los ojos mates a la luna.
¡ Oh Ariadna, y si es tu cuerpo un sueño inmemorial ¡
Si tus ojos son la ceguera de mi mundo,
De la láctea esmeralda de mi noche
Estoy en medio de estas paredes que se curvan en lo infinito
Y calcinan las ventanas del horizonte
Estoy parado frente a una sombra blasfema
Feroz como paloma en libertad
Blandiendo el arma del amor
Rumiando una plegaria por mi
Y he sentido su cariño de bestia negada
He visto sus luminosos cuernos
¿ O eran acaso sus ojos ?
En la concavidad de mis manos
He desvestido sus lágrimas, he bebido su dolor.
En la noche más solitaria lo he oído llorar por la mujer
Que perdió bajo un crepúsculo crápula
Y me he dado cuenta que soy yo el Minotauro
He de morir bajo el acero de un rey bizarro
Las noches ya no se parecen a mi laberinto
Las puertas conducen a los arcanos
Detrás de un calcinado amanecer
Se erguirá el enlutado velamen de la noche.