Aquella noche habíamos citado a casi toda la generación de los 90s. El aquelarre estaba listo y el motivo, una juerga de salud por nuestro querido Charly García, pues nos habíamos enterado de su mal estado a causa de una ligera sobredosis de cocaína, cosa que nos inspiro para una fiesta su honor. El lugar: El tío de las cañas. Inestimable vendedor de un licor de aguardiente al que nos aficionamos en nuestra época universitaria. Era lo más parecido al néctar de los dioses, solo el tío conocía el milenario secreto de dejar satisfechos y melancólicamente ebrios a su concurrida y distinguida clientela, con su licor de caña, miel y algarrobita. Una luna propicia, invocada horas antes por nosotros iluminaba socarronamente el patio del tío Rober, los invitados comenzaron a llegar, siempre los primeros, borrachos , eminentes poetas de quilka y alrededores, el Che, llegando de Chosica ya en avanzado estado de descomposición junto a unas aulladoras perras bien perfumada, era buena señal, la música de Charly sonaba estridentemente, HOY PASO EL TIEMPO DEMOLIENDO HOTELEESS… llega la Rossy con sus impresionantes 38 b, que era la locura de Cultivo, Patty, otras chicas del teatro dispuestas a todo, a la guerra, a dejarse poseer por el espíritu dionisiaco de nuestra noche, con furibundo brillo, comenzaba una ceremonia donde no había sitio para los dioses legales ni razones inválidas para patear el tablero de una anquilosada y amanerada sociedad. Avanzaban las horas cual descarrilado tren, silbando y atropellando todo lo que encontraba a su paso, con su con su negrura y misterio, con sus rincones húmedos de lujuria. la gente llegaba. El kike Palma entre los más entusiastas. Miguel Ildefonso con un grupo de poetas de Neón, unos amigos de la San Marcos , que recién comenzaban su incursión por la peligrosa zona de la poesía entre ellos el Ricardito, moreno andrógino de buen culo, cachorrito, entre leones ávidos , que había venido aparar por una gran curiosidad hacia nosotros, En la Facultad éramos una especie de poetas malditos. Una sociedad explosiva, cuatro entes llenos de magia subversiva ¡ Vaya, mejor , borrachos, irreverentes lunares en el rostro de la bien maquillada señora sociedad, La música atraía a toda clase de animal nocturno , aves y roedores de costumbres carroñeras y a una que otra niña con aires de nínfula y vampiro , cruce que nos excitaba sobre manera. La noche avanzaba y yo entonado por media botella de caña y miel , comenzaba a bailar con una chica de tendencias elásticas , que podía abrazarme con sus piernas, llegaba el loco Julio con Larry, lanzándose unos bates, bajo la protectora nube de hierba del dios Apolo. Eduardito recién llegado del mundo, veía todo con ojos maravillado y extraviados, alternábamos algunos temas de Pink Floyd , aunque la noche era de Charly, Los Cultivos éramos los anfitriones báquicos , de semejante magia , que desataba los misterios y los excesos de esa noche.
La luz amarilla no reinaba en los rincones donde los cuerpos húmedos y erectos se tocaban en perfecta libertad y desnudez, sincronía total de espasmos , desprejuiciada lascivia que reinaba en la respetable concurrencia. El patio del tío Rober lleno, a tope y el tío con su rostro cetrino y selvático, surcado de arrugas sonreía beatíficamente. El nos apadrinaba, como un chaman ayahuaskero, y su sonrisa oriental como garabateada en su rostro, sus ojos refulgían con el licor de caña, mientras expendía las botellas a los contertulios que cada vez eran más, chicas de escotes grandes, donde casi no cabían sus pecho lácteos, de apretaditos pantalones, de todos tamaños y colores eran las guerreras dispuestas a dar su carne al dios cuales ofrendas votivas, vírgenes y no vírgenes. La noche avanzaba a paso galopante, encajándose en melodías y pantalones excitantes. Ya los cultivos entrábamos en la fase de la locura y el exceso , Renato con la pinga al aire, frente al respetable y ávido publico femenino Extrañamente , nadie se extrañaba, nada era asombroso esa noche, todos entonábamos la misma canción, íbamos al mimo compás, el Eduardo de cabeza en el urinario vomitando hasta su ultimo pecado, yo de lejos observando el coito de la noche en homenaje a un músico / yo no quiero volverme tan loco, yo no quiero vestirme de rojo/ nada estaba prohibido .
Todo era un vórtice de juventud y magia, alcohol en cantidades industriales, marihuana, vino y sexo, eran la partitura de la fiesta. Descubrí que luego de las tres, hay una propensión a dejar salir el alma, y olvidar el cuerpo en alguna esquina de nosotros mismos, descubrí que hacer el amor, era estar suspendido en una montaña rusa, que las sombras se nutren de cuerpos y las lobas aúllan cuando devoran a sus hijos. La orgía perpetua de Flaubert, el silencio que descascara a mitad de la noche el cuerpo de una mujer, las rata que se sumergen en el nirvana y logran su regresión a seres humanos mientras que nosotros nos animalizamos con exquisitez y fineza, entre la inmundicia y el ángel, como diría Artaud, El Juan Ramón salido del mismísimo cortejo de Dionisos, saboreaba labios ajenos equidistantes de su locura, de su extravagancia, Eduardo saliendo acompañado de una sombra futura, Renato caído en batalla y yo recuperando mis pasos perdidos por algún rincón de Lima….
lunes, octubre 31, 2005
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