domingo, agosto 28, 2005

VI

Con la distancia fija en los ojos
Bajo ese polvo de estrellas enlutadas
He renunciado a buscarte
Con la distancia fija en los ojos
Te veo poderosa y monumental bajo la opaca estatura de tu tiempo
En esta isla superpoblada que es mi piel
Poco a poco cincelada por huracanes torcidos
Con la distancia fija en los ojos
Ardo en tu fría mente secular
Y el poema nunca tuvo más de escultura
Nunca tuvo más de piedra viva, de mármol palpitante
Tallada a tu semejanza, pre -adánica

Prescindir del papel
Jugar con el fuego y ponerlo en tus manos
Asaltar el cielo con estambres de vino y campo
Pasar el verso como un pedazo de pan en última cena
Y jugar a la traición con uno mismo



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