viernes, setiembre 16, 2005
LIBERACIÓN
Qué tan lejos puede andar el mar
Para ahogar mis quejidos en el dulce vaivén de sus senos
Que tan lejos puedes andar, de mis noches sedientas de candelabros
Porque mi sombra esta herida de luz y muerte
Tu eres ese insomnio que me rejuvenece
Esa hoguera que acaricio con fricción
Pontífice máxima de las lluvias y los metales
Qué tan lejos puede andar la noche de este día servil que va con sus manos blancas al bautismo Redentor de los náufragos
noche, enigma de los lobos, noche página perdida en algún cuento de Poe,
laberinto cortazariano.
Sé que por ella andará mi casa buscándome y solo encontrará amaneceres agonizando en las aceras.
Tengo una brújula enamorada del sur, unos cuantos soles en el bolsillo
Ganas de caminar y también de buscarte a ti, amor, invención de mis noches, tú que también huyes del paraíso, artificio de magos asalariados
Y salgo bajo palabra a matar mi rabia,
A escandir mis versos bajo esta encrucijada de cuerpos enjaulados
Leo las cláusulas pequeñas del amor y testamento de los frutos que no serán saboreados
Camposanto del neón , orfandad del pavimento
Yo te libero del luto de la noche, del dolor con que pares buidos poemas, de tus ojos de incesto y arrogancia
Yo te libero del espejo, de la precariedad de tu hermosura
De los salones eunucos y el recitar solemne de las olas
Del clamor de las caracolas en sus laberintos torcidos
Yo te libero de mi canción y te hago mía
Una imposibilidad tétrica de no ser tú
Tan lejana como mis ojos de pez de color
¡Yo te crucifico en lo más alto del mundo
para que nadie te eleve plegarias ¡
te niego tres veces y me reafirmo en mi negación
me reafirmo en mi niebla, en mi cruz ósea y blasfema que espera tu lado,
ese paraíso que me negaste en la tierra
¡ dorsal contra dorsal en el mismo madero !
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