No hay Dios
Que merezca mi fe
No hay castigo
Que enderece mi maldad
No hay ciencia
Que compruebe
El arcano silencio de mi aliento
No hay dos tan puros
Como el sol y la luna
No hay canción tan desesperada
Como el canto de las aves
Que se pudren en el cielo gris
No hay revolución
Sin la perfecta combatiente: la PoesíaNo hay cárcel tan oscura como la carne de que estamos hechos.
miércoles, agosto 03, 2005
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